¿Cómo encontrar tu propósito de vida?
“Los dos días más importantes de tu vida son el día en que naces y el día en que descubres por qué”, decía Mark Twain. Ahora ha llegado el momento de hacer todo lo que esté en nuestras manos para descubrir ese por qué, sentido, intención o propósito de vida con el cual hemos nacido y que tiene el poder de transformar nuestra propia existencia.
Aquí vamos a enseñarte qué exactamente es el propósito de vida y los 5 pasos más importantes para descubrirlo para que no pierdas más tiempo y puedas cambiar tu forma de vivir.
¡Vamos a por ello!
¿Cuál es el propósito de la vida?
El propósito de vida tiene que ver con algo muy simple: poner nuestros dones y talentos al servicio de la humanidad y del bien común. Al igual que todos los seres aportan algo a su entorno, los humanos hemos nacido para ser felices aportando valor a los demás, solucionando problemas y cubriendo necesidades.
El propósito de vida significa que podemos hacer algo con nuestra vida que contribuya a nuestro bienestar individual y, a la vez, al bienestar colectivo de la humanidad. ¿No es maravilloso?
El sentido espiritual del propósito
En el paradigma del azar evolutivo en el que estamos inmersos, se niega que nuestra existencia tenga un sentido pero, ¿tiene esto verdadera lógica?
Sinceramente, viendo el orden que existe en el universo y en la naturaleza, así como que cada ser vivo tiene una función, sería un poco arrogante asumir que los seres humanos no tenemos un propósito para nuestra vida.
En todas las tradiciones espirituales se explica que cada ser humano nace con una intención o dharma, el cual tiene que ir desarrollando a lo largo de su vida para sentirse realizado.
De hecho, la palabra realizado significa hacer real aquello que llevas dentro. Es decir, convertir tu potencial como ser humano en habilidades concretas que sirvan para mejorar la vida en un sentido colectivo.
Este es el propósito de vida que nos une a todos: desplegar nuestro potencial innato (diferente en cada uno), convirtiéndolo en habilidades que sirvan para contribuir al bien común y sentirnos realizados.
¿Cuál es tu propósito en la vida?
Como hemos dicho, cada ser humano goza de unas capacidades innatas que le permiten desarrollarse personalmente y contribuir a mejorar la vida de los demás.
Desde pequeños, el propósito va dejando pistas por el camino, pero en un sistema educativo donde se pretende adoctrinar a los niños en lugar de valorar y extraer lo que ya llevan dentro, esto pasa desapercibido.
En este sentido, alguna de las pistas del propósito de vida son:
- Cuando llevas a cabo una actividad relacionada con el propósito, te llenas de energía y entusiasmo.
- Tienes interés, motivación o curiosidad intrínsecas por los temas o habilidades relacionadas con el propósito.
- Las habilidades que tienen que ver con tu propósito se te dan mejor que a la mayoría de las personas de tu alrededor.
- La manera en la que te gusta contribuir al bienestar de los demás tiene que ver con tu propósito de vida.
¿Cómo descubrir tu propósito va a cambiar tu vida?
Cuando descubrimos nuestro propósito de vida experimentamos una multitud de ventajas que transforman nuestra actitud ante la vida. Además, el propósito nos ayuda a cambiar nuestra percepción del trabajo, dejando de verlo como una obligación para la supervivencia y empezando a contemplarlo como una gran oportunidad para aportar nuestro propósito de vida.
La claridad del propósito de vida
La primera de ellas es que nos proporciona una enorme claridad acerca de cómo queremos desarrollar nuestra vida en general y nuestra función profesional en particular. Saber con precisión aquello en lo que somos excepcionales y únicos nos eleva la autoestima y nos permite saber las acciones necesarias para lograr lo que deseamos. Es un gran paso para dejar de autopercibirnos como víctimas de las circunstancias y empezar a sentirnos dueños de nuestro destino.
La seguridad del propósito de vida
El segundo factor del propósito es que nos proporciona seguridad. Ese sentimiento de certidumbre que normalmente -y equivocadamente- buscamos fuera de nosotros, lo empezamos a desarrollar por dentro.
Esto ocurre porque, al ser conscientes de nuestro valor, nos empezamos a concebir como lo que realmente somos: la oferta y no la demanda. Al saber en qué somos buenos, ganamos confianza en nosotros mismos, nos sentimos con más opciones y dejamos de sentir tanta necesidad.
La libertad del propósito de vida
El tercer factor es la libertad. Como consecuencia de esta seguridad interior, empezamos a sentirnos mucho más abundantes. Experimentamos un cambio de mentalidad que provoca que valoremos más lo que nosotros podemos ofrecer al mundo que lo que podemos recibir.
Ya no dependemos de los títulos que aparecen en nuestro currículum vitae, sino que vamos un paso por delante y creamos nuestra propuesta de valor única, totalmente insustituible. Al ser abundantes, podemos ser selectivos.
Y, en consecuencia, gozamos de más poder para elegir cómo vivimos nuestra existencia, poniendo nuestras propias reglas. En el sentido profesional, podemos elegir cómo llevamos a cabo nuestra labor profesional y con quién.
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5 pasos para descubrir tu misión de vida
Encontrar tu propósito de vida es algo que requiere de tiempo y energía para autoindagar, reflexionar y probar. Ten en cuenta que una cosa es encontrar la actividad de tu propósito y, la otra, el área en la que se desarrolla.
Por ejemplo, tu propósito puede tener que ver con crear contenido audiovisual, pero no es lo mismo hacerlo creando publicidad para una empresa de moda que para un documental.
Teniendo claro esto, vamos a adentrarnos en diferentes ideas que te van a ayudar a descubrir tu propósito de vida:
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Reserva tiempo para el silencio y la quietud
El primer paso es acallar la mente para poder reconectar con tu esencia más profunda, donde ya se encuentran las motivaciones, pasiones y cualidades innatas que te permiten construir tu propósito de vida. Es importante hacerlo con constancia y sin expectativas de encontrar un resultado concreto.
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Hazte preguntas poderosas
¿Qué harías si no tuvieras que trabajar?
¿Qué harías si no tuvieras miedo?
¿Qué harías si el dinero no fuera un problema?
¿Qué te hace perder la noción del tiempo?
¿Qué se te da bien y te gusta hacer a la vez?
Puedes anotarlas en un papel, leerlas cada noche y reflexionar sobre ellas. A veces habrán ocurrido ciertas cosas durante el día que te ayudarán a responderlas. Este ejercicio, sumado con el de la quietud, te permitirá acercarte, cada vez más, a descubrir tu propósito de vida.
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Valora tus valores
Una vez hayas respondido a las preguntas y hayas dejado madurar las respuestas durante unos días, vas a poner consciencia sobre aquello que le da sentido a tu vida, es decir, tu impulso para expresar tus pasiones y talentos en el mundo.
¿Para qué haces lo que haces?
¿Qué legado quieres dejar en este mundo?
¿Hay alguna injusticia u obstáculo que hayas vivido y no quieres que nadie más experimente?
¿Qué tiene que ser transformado para que el mundo sea mejor?
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Ponte en marcha
No esperes a que nadie te venga a buscar para empezar a desarrollar y mostrar tu propósito. Aunque la reflexión es importante, empezarás a avanzar de verdad cuando salgas de tu zona de confort y empieces a poner en práctica las conclusiones a las que has llegado. Por tanto, empieza a ofrecer tu propósito a quien lo necesite, apúntate a clases para profundizar en el tema, crea tu propio proyecto a través de internet…
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Supera los obstáculos
Al iniciar un camino diferente al que estabas acostumbrado, te vas a encontrar resistencias a nivel interior y exterior. Probablemente, tu mente te saboteará haciéndote sentir miedo o vergüenza. No pasa nada, acepta esos sentimientos como naturales y sigue adelante. En el caso de las críticas externas, decide afrontarlas con la mejor actitud: sin dar demasiada importancia a la opinión ajena ni poniéndote a la defensiva. Escucha por si hay algo de valor y sigue tu camino.
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