Artículos

Cómo superar la desmotivación emocional

3 octubre 2022

Todos hemos pasado por momentos de desmotivación emocional en nuestras vidas. Puede ser que nos sintamos desmotivados en algo en concreto, como nuestro trabajo o ir al gimnasio. Pero también es una posibilidad que el sentimiento de desmotivación emocional sea algo general que afecta a todas las áreas de nuestra vida.

Desmotivación emocional: qué es 

Para hablar de desmotivación emocional primero tenemos que definir cuál es su contrario: la motivación. El sentimiento de motivación es el que nos impulsa a actuar de forma continua hacia la consecución de determinadas metas y objetivos. Digamos que la motivación es el combustible que nos permite avanzar hacia lo que deseamos. 

Por tanto, la desmotivación emocional es un sentimiento paralizador que nos impide actuar hacia lo que deseamos. En la mayoría de casos, ocurre en personas que tienen una dicotomía interior: por un lado saben lo que quieren pero, por el otro, no encuentran los recursos internos para avanzar de forma constante hacia ellos. 

Desmotivación emocional: posibles causas

Aunque vivimos en una sociedad victimista en la que muchas personas nos dicen que la motivación y la desmotivación vienen por sí solas, la verdad es que nosotros tenemos mucho control sobre nuestro estado motivacional en cada momento. Por supuesto, hay tendencias anímicas que nos pueden afectar, pero nosotros tenemos el poder de trascender estas tendencias.

El primer motivo de la desmotivación emocional es que estamos viviendo una vida carente de sentido y propósito. Cuando estamos perdidos existencialmente no gozamos de una visión que nos entusiasme y nos motive profundamente. Carecer de propósito es carecer de un porqué que guíe nuestra existencia, de un fuego que nos hace levantar cada mañana con ganas de expresar lo mejor de nosotros al mundo. 

Descubre nuestro curso Transforma tu vitalidad

En esta misma línea, nos podemos sentir desmotivados cuando estamos viviendo por ideas muy pequeñas y mediocres. Cuando no vivimos por unos ideales o unos valores que nos trascienden a nosotros mismos, vivimos atrapados en el ego, una versión muy pequeña de nosotros mismos que sólo busca acercarse al placer y alejarse del dolor. 

Desmotivación emocional y gratificación instantánea

De hecho, al vivir tan desconectados del propósito, del sentido de nuestras vidas y de nuestros valores, somos muy vulnerables a caer en la trampa de la gratificación instantánea. Es decir, que somos muy susceptibles a la televisión, a los videojuegos, al móvil, a la pornografía, a la comida chatarra… en definitiva, a todo aquello que nos da un placer instantáneo pero que, en realidad, no nos lleva a ningún lado ni nos convierte en personas más felices y maduras. Esta adicción a la gratificación instantánea es una de las grandes causas de desmotivación hoy en día. 

Descubre Cómo vivir con más energía

Otro factor posible de la desmotivación emocional es la falta de movimiento, la falta de acción. Esto nos ocurre porque creemos que tenemos que estar motivados para empezar a hacer algo, cuando en realidad suele ser al revés. Frecuentemente, cuando empezamos a hacer algo entramos en inercia y nos empezamos a motivar. En este sentido, los expertos en hábitos nos indican que apliquemos la regla de los dos minutos: desgranar la acción que tenemos que llevar a cabo en sólo los primeros dos minutos y centrarnos en actuar en esos dos minutos. Por ejemplo, si tengo que escribir este artículo y me siento desmotivado, voy a pensar en hacer sólo los dos primeros minutos. Abrir el ordenador, ir al editor de texto y poner el título del artículo y la introducción. Habiendo hecho esto, ya he empezado a actuar y estoy poniendo la inercia a mi favor. Recordemos qué nos dice la Ley de la Inercia:

“Un cuerpo parado tiende a mantenerse parado. Pero un cuerpo en movimiento tiende a mantenerse en movimiento”

5 claves para superar la desmotivación emocional

  • Acumula motivos

Si nos fijamos en la palabra motivación, encontramos que su raíz viene de motivo. De hecho, la base de la motivación es tener motivos para la acción. Es decir, que para vencer la desmotivación emocional hemos de aumentar el número y el peso de los motivos que nos damos para ejecutar las acciones que deseamos. Y debemos recordarnos estos motivos cada día porque: 

“Los efectos de la motivación son como los de las duchas: no duran mucho. Por eso es recomendable motivarse (y ducharse) cada día”

  • Aprovecha lo negativo y lo positivo

Además, a la hora de acumular motivos no hace falta que todos sean buenos. Es decir, no uses sólo las consecuencias positivas de realizar cierta acción (lo que se llama palanca positiva). También puedes utilizar como motivación ser consciente de las consecuencias negativas que acarrea no llevar a cabo dicha acción (lo que llamamos palanca negativa). Por ejemplo, para hacer más ejercicio me puedo motivar diciéndome que estaré más sano y me veré mejor. Pero también puedo usar los motivos opuestos: si no entreno, llegaré a viejo con una salud deplorable y cada vez me veré peor físicamente. 

  • Disfruta del proceso (¡prémiate!)

Muchas personas empiezan nuevos proyectos con una motivación apabullante. Sin embargo, con el tiempo ésta se va diluyendo porque no consiguen lo que están deseando. Es lo que James Clear, en su libro Hábitos atómicos, denomina “el abismo de desilusión”. Y es que pensamos que los resultados llegarán más rápidos de lo que realmente lo hacen, y entonces nos desmotivamos. La clave está en ser conscientes de que nuestra mente busca resultados rápidos que no existen en realidad. 

Por otro lado, es crucial que aprendamos a disfrutar del proceso hacia nuestros objetivos. Aunque los motivos sean fuertes, si el proceso es un infierno nos empezaremos a desmotivar. En cambio, si aprendemos a disfrutar del proceso y a celebrar los pequeños avances que hacemos (y premiarnos por ellos), nos mantendremos motivados y entusiasmados

  • Piensa en grande

¿Qué te motiva más? Conseguir 1.000 euros o 10.000? ¿Conseguir un trabajo mejor o crear la profesión de tus sueños? Al no saber quiénes somos ni el potencial que albergamos para co-crear la vida que deseamos, en muchas ocasiones nos conformamos con objetivos demasiado pequeños, que generan muy poca motivación.

La clave está en pensar en grande, es decir, en plantearnos objetivos que nos pongan la piel de gallina sólo de pensarlos. Y, si puede ser, que nos trasciendan a nosotros mismos. Eso sí, para mantener nuestra paz interior siempre debemos ser conscientes de que, cuanto más grande es el objetivo, menos posible es conseguirlo. El quid de la cuestión es que pensamos en grande para estar más motivados y porque, aunque no alcancemos el objetivo final, siempre nos quedaremos más cerca de él que si nos hubiéramos planteado un objetivo mediocre. Como dijo Miguel Ángel:

“El mayor peligro para la mayoría de nosotros no radica en establecer unos objetivos demasiado altos y fracasar pronto, sino en establecer unos objetivos demasiado bajos, y lograrlos.”

  • Usa los dos tipos de motivación

Para vencer la desmotivación emocional podemos contar con dos tipos de motivación: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. Al igual que antes hemos comentado que podíamos aprovechar las palancas positiva y negativa para acumular motivos, también podemos combinar las motivaciones intrínseca y extrínseca para lograr nuestros objetivos o conseguir más entusiasmo. 

La motivación intrínseca tiene que ver con ganarse la propia aprobación, centrándonos en la superación personal, las ganas de crecer o de realizar las cosas con excelencia. 

En cambio, la motivación extrínseca consiste en buscar algo exterior que nos satisfaga, como puede ser el halago de un amigo, una promoción en el trabajo o evitar una posible reprobación.

En Kuestiona contamos con una serie de cursos que te pueden ayudar a trabajar la motivación: cómo vivir con más energía, como vivir sin ansiedad, cómo simplificar tu vida o este curso sobre cómo transformar tu vitalidad.

Descubre Cómo simplificar tu vida